Lo imposible




El Che Guevara una vez dijo:  "Seamos realistas y hagamos lo imposible” Desafortunadamente eso no aplica en México. Y debo decir que no es por la mentalidad, la inferioridad de razas, el machismo o cualquiera de esos mitos que embrutecen al mexicano. Es porque la gente sigue creyendo en la magia de las empresas. 

Hoy veo los diarios nacionales y percibo que sus editoriales son las de una dictadura pasiva. Informan lo que la burguesía quiere, dan una pizca de mitote para tener contenta a la gente y embellecen las notas periodísticas para que parezca que México es un país democrático. 

Es una lástima ver que los medios se estén volviendo obvios amigos del poder, que se endurezcan de información institucionalizada y pierdan la ternura de la información real. Los medios que según informan, temen ser los que provoquen disputas reales por sus publicaciones y prefieren permanecer en el silencio del control sirviendo a los políticos. Son empresas que buscan subsistir económicamente disfrazadas de periodismo.

Ayer vi el inicio de la represión con policías ministeriales vestidos de civil que sometían a manifestantes. Ellos claro haciendo el trabajo que se les asignó porque bajo la ley fue permitido días antes,  así lo dijo el gobierno y así se tenía que cumplir. Los manifestantes sin poder hacer nada sólo a la espera de ser detenidos en cualquier momento.

Me preguntó ¿dónde queda el derecho de libertad de expresión?, la verdad es que sólo existe cuando le conviene a los políticos. En mi país todos los días ya no veo gente soñadora porque el sueño es ser parte del sistema, veo seres "libres en espíritu" que no saben para quién o por qué viven, tristemente veo corrupción y conformismo por la vida efímera que tienen.

Debemos reconocer que sí hay sueños para quienes estamos hartos de los cuentos que prometen más trabajos, mejores salarios, alimento y vivienda en las zonas desprotegidas, educación de calidad y mil mentiras más que sirven de estrategias para manipular y controlar el sueño del mexicano. Por ello tenemos que seguir denunciando lo que pasa sin importar lo que digan los que no informan.

Y no “No se trata de cuántos kilogramos de carne se come o de cuántas veces por año pueda ir alguien a pasearse por la playa, ni de cuántas bellezas que vienen del exterior puedan comprarse con los salarios actuales. Se trata, precisamente, de que el individuo se sienta más pleno, con mucha más riqueza interior y con mucha más responsabilidad”, responsabilidad que necesita el periodista de hoy.

En el futuro habremos de recordar los dos 1 de diciembre que han pasado como el inicio de una lucha que creyó en un mejor México. Espero ver que la gente se una y no pierda la cabeza ante el azote constante de la información mediática. Yo no creo en los políticos, pero sí creo en la unión de las masas para lograr LO IMPOSIBLE, un mejor mañana. 



PD:  Explíquenme por favor ¿hubo o no hubo violencia el día de ayer? 

La siguiente nota no la entendí y está en portada de Reforma. No dicen nada de los abusos y menos del inconformismo de los ciudadanos por el gobierno actual, al contrario, intenta disfrazar los hechos con un encabezado pobre y una nota sin sentido.


Y la violencia no llegó
A un año de la toma de posesión del Presidente Enrique Peña, las protestas por el 1Dmx estuvieron lejos de ser tan violentas como en aquella ocasión.

De entrada, ante la ausencia de granaderos en la marcha del Ángel de la Independencia al Zócalo, los llamados anarquistas no tuvieron ayer con quién enfrentarse.

"No hay policías. No tenemos con quién pelear", se quejaba uno de los encapuchados, quien dijo pertenecer al grupo Bloque Negro.

De hecho, durante el recorrido -nutrido por integrantes de la CNTE y del SME, entre otras organizaciones- nadie quiso adoptar a estos grupos.

Al final, unos 50 anarquistas lucharon por permanecer a mitad de la marcha.

Ya en el Zócalo, el propio Andrés Manuel López Obrador resaltó su llamado a la no violencia. "Nada de encapuchados", dijo en su discurso.

Sin embargo, la jornada no estuvo libre de disturbios.

Tras el mitin, cuando se retiraban del Zócalo, los anarquistas se toparon con un camión de la Policía capitalina y le rompieron el parabrisas.

Otros caminaron hasta Televisa Chapultepec, donde lanzaron piedras y cohetes.

Al final, hubo 14 detenidos.