Sociedades nuevas, creaciones novedosas, cambios sociales, son producto de la inercia en que vive el hombre debido a la globalización. Hoy en día el fenómeno se prioriza en las tecnologías, no obstante la economía global no debe quedar fuera de este cambio social, que se convierte en espacios de una fábrica global en busca de la sociedad perfecta
El fenómeno globalización, como la mundialización, sugiere la participación del capitalismo en la parte económica, sin embargo hoy en día acontecimientos como la depresión económica de 2009 dejan claro que las bases del mundo capitalista corren el riesgo de desplomarse ante una red controlada por los fenómenos globales.
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La globología de la glocalidad será partícipe del cambio oral, escrito y visual en el que nos hallemos inmersos. Los sistemas mundiales no podrán hacer nada ante lo glocal del planeta, unirlos sería internacionalizarlos, algo que las sociedades globales no permitirán debido al libre comercio en el que la producción actúa como red de control.
Hace algunos años, cuando se hablaba de mundialización, se pensaba que el término se refería a globalización. Hoy el fenómeno de WikiLeaks ha destapado una fábrica global en busca de la verdad social, no obstante sus detractores creen que publicar informes anónimos y documentos filtrados con contenido sensible en materia religiosa, corporativa o gubernamental, puede llevar a una desterritorialización de la información, dónde el primer barco de datos mal intencionado será lo referente a los beneficios políticos, socioculturales y económicos de los afectados.
La aldea global se ha vuelto el ente supremo de los medios masivos de comunicación, el no- hombre vive a través de sueños -miedos, tensiones, preocupaciones- el hombre humorista no busca el conocimiento, busca relajarse en un mundo ajetreado por tanto contacto con el otro, aquí la metamorfosis de la globalización parte de lo local a lo glocal como algo dado por la naturaleza, los no-hombres glocales viven en un nicho de tribus confundidos ante su inmenso universo de posibilidades.
Por cierto tiempo un aparato tecnológico será la extensión del hombre, pero en cuestión de meses necesitará replantearse si sus valores culturales no corren riesgos.
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La democratización de la democracia es un fenómeno encauzado en lo irreal, el lenguaje político se ve inmerso en patrañas contradictorias de la sociedad global. Si en Francia se habla de las pensiones para mayores de 62 años, España tenderá a hablar de lo mismo, mientras que la occidentalización llegará a América de igual forma como con la ley del cigarro, lo que esté de moda en Estados Unidos estará de moda en Occidente para pasar a manos del resto del mundo como efecto invernadero de creación de sociedades globales.
Un aspecto importante de la sociedad global es que sufre los miedos de otros, la xenofobia, el racismo, la libertad religiosa se centran en lo in del mundo fashion, bienvenido sea el proteccionismo mercantilista.
A lo largo del tiempo, los rasgos culturales han dejado de existir, la sociedad parecía convertirse en una sola pero las ideologías de las diversas culturas que no buscan comodidades sino principios acaban por momentos con el sueño de todos en un mismo mundo.
Internet parecía el paso para globalizarnos a la perfección, solamente hubo un mal cálculo: los seres humanos somos ciegos ante los cambios tecnológicos, desconocemos lo que queremos y por tanto buscamos cosas totalmente diferentes en nuestro interior, por más que lo glocal, global o demás concepto de esta manifestación busque unirnos, nuestra cismogénesis se aferrará a ello.
Las redes sociales ganan reconocimiento internacional, se forman aldeas que terminan en el ciberespacio pero no pasan de volver a sus orígenes, es decir a ser tan locales que pierden sentido de autonomía con la globalización.
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El mundo pareciera perderse en el espacio, tanto cambio social se muestra como ventana para el infinito control de los que tienen el poder, el medio de comunicación se ha vuelto el escultor de la conducta del ser humano.
